La tercera cabeza de serie del torneo derrotó en casi dos horas y media de tenis a la rocosa austriaca Tamira Paszek (6-4, 2-6 y 6-1)

La tenista rusa Valeria Savinykh se convirtió en la primera finalista del Open Generali Ciudad de Palma del Río, Torneo WTA estelar a nivel andaluz por sus 40.000 dólares en premios, tras superar tras 2 horas y 25 minutos de batalla a la rocosa austriaca de 32 años Tamira Paszek, profesional desde 2005 y que hizo honor a esa palabra en todo su recorrido desde la fase previa. 

Ambas tenistas arrancaron su semifinal manteniendo su servicio, aunque quizá con Paszek algo más dominadora y acertada. Así, fue capaz de romper en el cuarto juego, aunque Savinykh reaccionó de inmediato y tras ponerse 0-40 a favor, aprovechó la segunda bola de ‘break’ para contener el daño. Con todo, la rusa alternaba buenos puntos con errores no forzados y volvió a conceder otra bola de ruptura a su rival, que salvó para poner el 3-3.

Jugando más agresiva, Savinykh tuvo un 0-40 en el siguiente juego, que Paszek enjugó con maestría. Sin embargo, en la siguiente oportunidad de romper la tercera cabeza de serie no perdonó y enlazó su tercer juego consecutivo. Sirvió para ponerse 5-3, pero la austriaca no le dejó hacerlo, en un nuevo giro de guion del set. Aún quedaba otro: una nueva ruptura de Savinykh en el noveno a la que esta vez no pudo responder la centroeuropea, algo ansiosa. Juego en blanco y 6-4 en 54 minutos.

 

Otro en cambio muy largo, que se llevó Paszek tras superar una situación complicada por una pelota de ruptura de su rival, dio inicio al segundo set. Una recarga moral, porque luego rompió el saque de la tercera preclasificada, quejosa de alguna decisión del juez árbitro, y consolidó su ventaja con el servicio (3-0). Con algunos de los mejores puntos del partido, Savinykh lograría devolverle la ruptura momentáneamente, pero la austriaca se puso 5-2 a favor. Luego resolvió al resto para empezar sacando en la tercera manga. 

 

Sin embargo, Savinykh jugó de manera excelente ese arranque y rompió el saque de la austriaca, antes de otro larguísimo segundo juego, con puntos de altísimo nivel, aunque también algún error infantil. La rusa, que usaba cada poco como recurso las bolas altas que hacían precipitarse a Paszek, volvió a ganar la partida y se puso 2-0. Cada punto era una batalla y costaba sudor, pero a la rusa se le empezó a ver algo más dura mentalmente. Así, rompió de nuevo en el quinto, poniendo pie y medio en la final. El medio que faltaba llegó con un juego en blanco y cerrando el partido al resto.